Cuida tu salud, evita el riesgo de sufrir intoxicaciones por no lavar y desinfectar tus alimentos antes de prepararlos y consumirlos. Utiliza esponja y cepillo para limpiar los tubérculos y las raíces, como cebollas, papas, zanahorias, ajo, entre otros, ya que así retirar la tierra y otros contaminantes que puedan estar en su superficie. Con las verduras en hojas, como lechuga, espinaca o repollo, usa tus manos para restregar sus arrugas.

Para la desinfección, mezcla una cucharada de vinagre en agua, sumerge cada alimento de diez a quince o veinte segundos y luego vuélvelo a lavar con agua. Esto sirve para prevenir el consumo de químicos que aún permanezcan en los productos tras su elaboración.

En la cocina estamos expuestos a sufrir percances dado que en esta recurrimos a elementos como cuchillos, licuadoras, estufas y otros que tienen su riesgo. De hecho, este espacio es donde más accidentes domésticos ocurren, en su mayoría quemaduras. Si esto te ocurre, échate agua fría en la herida. Te recomendamos comprar y mantener en tu casa sulfato de plata, pues este producto es ideal en casos de este tipo.

Para evitar cortaduras, es importante mantener las manos limpias y secas, sujetar bien el cuchillo por la agarradura, utilizar una tabla de madera o de plástico, y ubicar un trapo húmedo debajo de esta superficie para prevenir deslizamientos.

Cuando estés realizando preparaciones en elementos calientes, acude a un guante, ojalá de tela y algodón. Al cocinar, además, es necesario vestir delantal, zapatos tapados y ropa cómoda.

Para conservar por más tiempo tus productos, una buena práctica es aprender a distribuirlos en la nevera. Ten presente que la puerta es el lugar donde menos se mantienen las bajas temperaturas, por eso en esta deben ir los alimentos que no requieran tanto frío, como salsas y huevos; en cambio, en la parte superior del interior, ocurre lo contrario, y allí debes ubicar quesos madurados, lácteos, bebidas y otros que se tengan que consumir lo más pronto posible.

En la parte intermedia, por su parte, las temperaturas son medias, por lo cual en este lugar deben ir las carnes que necesitamos descongelar y otros productos ya preparados, mientras que en la zona inferior, que suele estar encerrada en un cajón que previene que el frío impacte de forma directa los productos, hay temperaturas más estables y se conserva mejor la humedad, por tanto, allí se tienen que guardar el ajo, la cebolla, las papas, los cítricos, el aguacate, los plátanos y bananos.

Hay diferentes potencias que transforman los alimentos de diversas maneras. El fuego alto aporta temperaturas altas de forma directa, por ello los productos se cocinan de afuera hacia adentro y se evita que estos pierdan líquidos. Por el contrario, el fuego bajo los extrae, por eso no se recomienda si vas a hacer carnes salteadas o vegetales a la plancha.

El fuego bajo es ideal para cocciones largas y con abundante agua, de esta forma se evita que esta se evapore con rapidez y que los alimentos queden crudos.

Aunque son los elementos que más utilizamos en la cocina, sin embargo, no siempre sabemos cómo hacerlo de la forma indicada.
Existe el cuchillo de chef, que es el más común, con una forma alargada y ancha, y que permite hacer casi cualquier corte, pero no lo uses para cortar huesos si no quieres que se dañe su filo.

Otros tipos de cuchillos son el pelador, pequeño y de punta fina, que se usa para pelar ingredientes con cortes finos; y el de sierra, que tiene dientes y es usado para cortar pan y algunas frutas.   Para sujetar el cuchillo de forma correcta, pellizca con tus dedos pulgar e índice la hoja, y con el resto de dedos asegura el mango. Toma los ingredientes con la otra mano en forma de garra y corta con el cuchillo usando tus nudillos del dedo índice para dar el grosor del corte.

Si deseas conocer más técnicas adecuadas para sobrevivir en la cocina, te invitamos a visualizar las microcápsulas con el mentor Pablo José Garrido en ComfamaPro.