¿Qué significa ser hombre hoy? Hablemos sobre las masculinidades en el mundo actual

Nov 2 / ComfamaPro

Hasta hace unos años, nuestra sociedad sostuvo la idea, y así se lo han llegado a creer muchas personas, que solo hay una forma de vivir y de entender la masculinidad, en torno a unas características que se basan en el dominio, en la imposición, en ser fuertes y agresivos si hace falta. En el control y en querer tener siempre la razón en todo, en intentar tener éxito y ser proveedores porque “eso es lo que hace un hombre”.

Nicko Nogués, activista español, comenzó a cuestionar esa idea y a analizar qué significa ser hombre hoy y a proponer otras formas y conceptos de ver y pensar la masculinidad. Fue así como, entre otras iniciativas, creó el instituto #Demachosahombres, un proyecto con el que ha querido compartir sus ideas para intentar cambiar esos paradigmas.

En la conversación ¿Qué significa ser hombre hoy?, que puedes ver con tu suscripción a ComfamaPro, Nicko plantea que, en vez de una sola idea, deberían haber tantas ideas como hombres hay en el mundo.

“Somos 4.000 millones de hombres en el mundo y seguimos compartiendo una única idea de masculinidad, lo cual es bien limitante. Es una masculinidad hegemónica”.

Nicko Nogués, mentor de la conversación ¿Qué significa ser hombre hoy?

El hecho de que sea una masculinidad hegemónica, dice Nicko, hace que muchos hombres en el mundo persigan esa misma idea y no se la cuestionan. En cambio, debería haber una idea de masculinidad por cada hombre y, por tanto, una manera propia de vivirla y entenderla.

¿Cómo nos afecta el machismo a los hombres?

Si bien por lo general se ha dado a entender que el machismo afecta a las mujeres, este también incide en los mismos hombres. De hecho, cuando se discuten temas asociados a las masculinidades hay cierta susceptibilidad en la población masculina, en algunos casos hasta una resistencia a dialogar sobre estos, pues sienten que se están metiendo con ellos, como si machismo fuese sinónimo de masculinidad.

“El machismo es un problema transversal de toda la sociedad, compuesto por lógicas, discursos, hábitos, costumbres que llevan a todo un ente sistémico donde se considera lo masculino superior a lo femenino, y este se ve como algo débil e inferior. Y ahí empiezan las relaciones asimétricas, donde toda la sociedad intenta conectarse a ese ideal de superioridad, representado por lo masculino, y acaba afectando las vidas de las personas”
argumenta Nicko.

El machismo, dice, no está asociado a un género. Cualquier persona pudiese tener conductas de este tipo, independiente si es hombre, mujer, homosexual y demás orientaciones sexuales, lo que haga, piense, sienta o diga, ni donde viva o haya nacido.

Todos hemos tenido en algún punto y podemos tener conductas machistas, porque vivimos atravesados por una cultura donde predomina la idea de que lo masculino es algo superior y lo femenino algo inferior. Se crean así asimetrías de poder y relaciones en función de grandes formas sesgadas de ver lo femenimo y lo masculino.

Un ejemplo que expone Nicko es que gran parte de la población sigue con la idea de que es el hombre el que debe ser el proveedor principal del hogar y que su rol es el de llevar el dinero mientras la mujer cuida de la familia.
Eso ha llevado, según estudios, a que haya una mayor proporción de accidentes o enfermedades laborales masculinos, ya que hay hombres que no descansan, no van a consulta médica y van a trabajar enfermos, no toman completas las licencias de paternidad o se extralimitan en sus labores. Todo asociado a una supuesta “hombría”.

“Se sigue pensando que los hombres no podemos exponer las emociones, no podemos llorar ni enfermarnos, y eso se convierte en un problema de salud pública. Hay analfabetismo emocional, nos han enseñado que no se puede pedir ayuda y que un hombre debe resolver por sus propios medios sus problemas y ser una máquina racional”
 concluye Nicko. 

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