1. Reduce los costos asociados a la tarjeta de crédito

Usar este plástico trae consigo algunos costos asociados, como por ejemplo la cuota de manejo, que es el cobro que te realiza la entidad financiera que te brindó ese cupo de crédito para que puedas utilizar la tarjeta.

Este puede ser mensual, trimestral, anual o, en algunos casos, no se cobra, dependiendo de la oferta que la entidad te realice. Por ejemplo, a veces existen convenios con empresas en las que sus empleados logran acceder a tarjetas exentas de cuota de manejo. Esta puede ser una posibilidad de reducir los costos asociados.

También existen algunos seguros que el banco ofrece para casos especiales como la pérdida del documento, un hurto, entre otros. Esto lo puedes revisar con la entidad, pues tienes la posibilidad de estar o no de acuerdo con ese producto.

Una clave que brinda el mentor Sergio Díaz Granados es poner a competir a los bancos. ¿Cómo así? Presenta una solicitud de tarjeta ante dos entidades distintas y cuéntales lo que te prometen en su competencia como descuentos o beneficios, de modo que te igualen o mejoren esa oferta.
2. Ojo con los intereses
Recuerda que cuando compras con tu tarjeta de crédito, si las difieres a cierta cantidad de cuotas (generalmente después de dos o tres), al valor que te costó el producto o servicio deberás agregarle los intereses que te cobren por la financiación.
Entonces, cada que tengas la oportunidad, elige una o dos cuotas, o si no te da, trata de que no sean muchas, para que reduzcas el valor de los intereses.
3. Acude a una compra de cartera para aliviar tus deudas
Los intereses de tus compras con tarjetas de crédito dependen de la tasa que tenga tu banco en el momento en el que las realices. Por eso, si quieres reducir el valor de las cuotas que estás pagando, la compra de cartera es una solución eficaz.
Hay entidades financieras que están dispuestas a adquirir tu deuda y a que la sigas pagando con ellos, a una tasa menor de la que tenías con la otra entidad. Consulta e indaga cuánto te ofrecen y qué tanto puedes reducir tus obligaciones.

4. Utilízala solo para emergencias o necesidades puntuales
No es necesario satanizar a las tarjetas de crédito, en realidad estás son muy útiles para determinados casos en los que no cuentas con recursos disponibles y requieres atender una emergencia imprevista.
Lo ideal, antes que esto, es crear un ahorro para emergencias financieras que te evite el uso de la tarjeta de crédito, pero si no cuentas con esta posibilidad o no te alcanza lo que has guardado en él, el plástico es una solución práctica y que tienes a la mano.
Ten presente que el cupo que tienes en la tarjeta de crédito es un monto que la entidad financiera te ha prestado; es decir, si lo usas, tienes luego que pagarlo, como cualquier otro crédito, con la diferencia de que, en este caso, ya te lo han aprobado, es decir, no tienes que presentar ninguna otra solicitud.
La recomendación, entonces, es que mantengas ese cupo disponible, si se puede en su totalidad o al menos lo más que puedas, para que en caso de una emergencia puedas atenderla sin inconvenientes.

Te invitamos a revisar las microcápsulas con el mentor Sergio Díaz Granados, para que amplíes estos y otros consejos muy recomendados para tus finanzas personales.