Si existe una profesión que ha visto cómo su
quehacer se ha transformado de forma radical en las últimas décadas es la
docencia. La transformación digital y tecnológica que hemos experimentado como
sociedad ha provocado unos cambios vertiginosos en la manera cómo interactuamos
y nos comportamos los seres humanos, y la labor pedagógica ha tenido que irse
adaptando a nuevos contextos y realidades para seguir siendo guía y orientación
en la formación integral de las personas, en cualquiera de los niveles
educativos.
Así como han variado las herramientas
disponibles para enseñar y adquirir conocimientos, también lo han hecho los
métodos de aprendizaje y las habilidades de las personas. Tal como lo mencionó
la Universidad Pontificia Bolivariana en el artículo La docencia y el reto de la transformación constante, publicado en su portal web de noticias en mayo de
2019, “el rol docente ha exigido una innovación profunda y trascendental a lo
largo de la historia de la educación”, pero en pleno siglo XXI, en tiempos de
abundancia cognitiva, “este debe ser consciente de las nuevas habilidades que
implica su labor como formador en una sociedad conectada y en red que propone
retos constantes al maestro en sus formas de entregar el conocimiento”.
Por esta razón, se explica en el artículo, y
parafraseando a la autora María Cristina Davini, doctora de la Pontificia
Universidad Católica de Río de Janeiro, en su libro Docentes del Siglo XXI, el maestro debe preocuparse por buscar su
crecimiento profesional para desempeñarse de la mejor manera en su profesión,
enriqueciendo su conocimiento, sus destrezas, sus métodos educativos y
pedagógicos, y asimilar los cambios que hay en el entorno para incorporarlos en
su proceso.
Comunicar:
uno de los retos más complejos para la docencia
Entre los retos que tienen los docentes en la
actualidad para desempeñarse de la mejor manera y que estén alineados con las
expectativas de sus estudiantes es el desarrollo de sus competencias digitales,
indispensables para alinearse con las realidades de la sociedad moderna y de lo
que requieren sus alumnos para absorber sus explicaciones, incluso desde las
edades más tempranas.
La transformación digital ha modificado la
forma de interactuar en las aulas, sean físicas o virtuales. Esta ha requerido
la creación de nuevas vías de comunicación que estrechen el vínculo entre
docentes y alumnos, y que además fomente en estos últimos no solo el interés,
sino el deseo de acceder a otros conocimientos.
Una de las habilidades que hoy es más valorada
en los docentes es la forma de comunicarse y de expresarse con quienes están
frente a ellos, mucho más en el contexto actual en el que en ocasiones dicho
contacto se da por medios no tradicionales, como un computador e incluso, en
muchas ocasiones, un teléfono celular.
En el curso Asertividad: el arte de comunicar,
la psicóloga y mentora Julieta Mendivelso comenta que esta es una habilidad que
todos tenemos –y, por supuesto, los maestros están incluidos– para expresar sus
ideas, necesidades u opiniones de manera “abierta, clara, confiable y amable,
sin tener que pasar por encima de los demás”.
Cuando se aplica la asertividad en la vida
cotidiana, en cualquiera de sus planos, incluido el profesional, dice
Mendivelso que no solo se mejora la autoestima, sino la manera en la cual nos
relacionamos con las otras personas. En el caso de los docentes, esto es
crucial para poder llegar con sus conceptos a los estudiantes.
Para lograr una comunicación efectiva, Julieta
Mendivelo comparte en este curso algunas técnicas que pueden resultarles
útiles a los docentes para conectar con sus audiencias:
Identificar
de qué forma aprende cada persona: existen diferentes estilos de
aprendizaje que varían según cada persona:
- Activo: basado en la experiencia
del día a día.
- Reflexivo: que se establece a
partir de la observación, el análisis y el procesamiento de la información
disponible.
- Teórico: que sustenta desde dónde
se dan las cosas y cómo la acción se respalda en una teoría.
- Pragmático: con orientación de
aplicar conocimientos y habilidades, y llevarlas a la vida práctica desde la
creatividad.
Tener una
escucha activa: la mentora Yeni Echeverri explica que esta implica ir más
allá de simplemente oír al otro; hay que escuchar. Oír es una sensación
fisiológica que consiste en percibir la voz de los demás y es un acto
pasivo, en tanto escuchar es la capacidad de captar, atender e interpretar
los mensajes verbales y otras expresiones como el lenguaje corporal y el
tono verbal. Es añadir significado al sonido.
El poder de
la pregunta: esta es una de las mejores formas de aprender –y de enseñar–.
Hacer preguntas efectivas es una buena llave para acceder al conocimiento:
que sean breves, claras, con enfoque, pertinentes, constructivas y
abiertas, que promuevan la libre expresión.

ComfamaPro,
una ventana de posibilidades para mejorar sus competencias
Para todos los docentes que desean mejorar sus
competencias y adquirir nuevas habilidades que les generen oportunidades de
aprendizajes, para beneficio propio y de sus alumnos, ComfamaPro tiene más de
1.500 contenidos disponibles con su suscripción a nuestra plataforma, donde podrán elegir el plan que se
ajuste a sus necesidades para
explorar los temas de su interés.
Hay muchas esferas temáticas que los docentes
pueden explorar: desde cursos, prácticas y conversaciones en mentalidad y
transformación personal, pasando por la transformación digital y tendencias
laborales, hasta temas de crecimiento personal y bienestar.