¿Por qué las habilidades para la vida marcarán el futuro de los trabajos?

May 23 / ComfamaPro

En una época marcada por los rápidos avances tecnológicos, en la que entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estiman que el 65 % de las ocupaciones en la actualidad son susceptibles de ser automatizadas, las habilidades para la vida, socioemocionales o blandas han venido adquiriendo valoración en el mercado laboral, tanto o más que aquellas destrezas técnicas que tengan las personas para desempeñarse en cualquier oficio.

Aquellos trabajadores con habilidades de negociación, creatividad, flexibilidad para el aprendizaje, resolución de conflictos, capacidades de adaptación, toma de decisiones, inteligencia emocional y resiliencia están ganando protagonismo en la medida que estas destrezas, a diferencia de las técnicas, son difíciles de reemplazar por una máquina.

“A lo largo de la historia, lo que ha permitido que el empleo se mantenga a pesar de la automatización de tareas es la creación de nuevas ocupaciones que solo pueden realizar los seres humanos con habilidades blandas”, señala el BID en su informe Habilidades para el trabajo: ¿Qué son y cuáles son las más demandadas?, elaborado en 2022 por Valentina Issa Castillo.

En el documento se explica que las habilidades blandas son las que nos permiten diferenciarnos de los robots, ya que tienen que ver con las cualidades, las actitudes, las creencias, los rasgos de personalidad y los comportamientos propios del trabajador, que le facilitan su relación con los demás.

Estas habilidades, en un contexto actual con profundos cambios sociales, tienen amplias implicaciones para las personas, “ya que contribuyen al funcionamiento social, emocional, productivo y/o intelectual general”; además, contribuyen al éxito de los individuos como miembros de una comunidad, al mejorar su bienestar, el uso eficaz de la información y la búsqueda de objetivos, agrega el BID. “Representan enfoques generales para lidiar con conflictos, estrés y obstáculos de la vida”.

¿Cómo alcanzar la creatividad sin ser creativo?

Una de las habilidades mencionadas por el BID en su informe es la creatividad, esa capacidad de emplear nuevas formas de construir con el logro de las metas trazadas en las organizaciones, en una apuesta por la innovación y la curiosidad.

En el curso Creatividad para no creativos, disponible en ComfamaPro, la mentora Carolina Chavate explica que la clave está en potenciar áreas de la vida en las que la conciencia creativa ya está funcionando, pero que no son apreciadas en su totalidad.

Para Carolina, la creatividad es como un viaje en el que hay que atreverse a explorar, y en el que la curiosidad debe prevalecer sobre el miedo. Por tanto, esta no tiene nada que ver con estudiar una carrera específica, tampoco es un don reservado para algunas personas: todas las personas tienen este potencial, pero deben descubrirla en sí mismos para ponerla en práctica.

En ese viaje, la mentora plantea que hay que valorar lo diferente y darse la posibilidad de adquirir nuevas habilidades y conocimientos. Es allí donde existe la diferencia entre “turistas y viajeros”: los primeros, dice, llenan su maleta de “inseguridades”, mientras que los segundos empacan lo básico, porque están dispuestos a dejarse sorprender en el camino.

“En este viaje de la creatividad, ¿tú qué llevarías y cuál será el peso de tu equipaje?”, cuestiona Carolina antes de invitar a los participantes a preguntarse “¿cómo quieres vivir tu vida?”, dado que todos tenemos la libertad de elegir.

En su analogía del viaje, la mentora sugiere tener la iniciativa y dar el primer paso, y si hay miedo, hacerlo con miedo, antes de avanzar por las siguientes estaciones: la exploración y el viaje interior, que comprenden, entre otras etapas, el proceso creativo y la importancia de tener en cuenta los estímulos interiores y exteriores y algunos ejercicios de conciencia plena para encontrar la inspiración en lo que nos rodea.

“Los músicos y los bailarines que durante décadas ensayan el mismo movimiento una y otra vez, no están solo preparando y entrenando sus músculos, sino su atención, una atención inquebrantable, dirigida a sí mismos y a su arte. Hay que asombrarnos con lo ordinario, documentar la vida cotidiana, inspirarse en las escenas y en los sentires interiores, es una de las mejores maneras de encontrar inspiración, nuevos proyectos e ideas”, sugiere Carolina.

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