En un país como Colombia, en el que según estudios de Confecámaras –la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio– sólo el 34 % de las empresas que se registran superan los cinco años de operación, emprender es una idea titánica, pero que sin embargo sigue teniendo mucha acogida, pues en 2022 se crearon 310.731 nuevas unidades de negocio, de las cuales 6.639 realizaban actividades artísticas, de entretenimiento, recreación y culturales en general.
Quizás por esto sorprende saber que un emprendimiento cultural en nuestro país permanezca durante más de veinte años en el mercado, como lo ha hecho Merlín Producciones, un proyecto musical independiente que se ha convertido en un referente en su campo, hasta el punto de que la calidad de su trabajo ha sido reconocida en cuatro ocasiones durante la entrega del prestigioso Latin Grammy, más otras nueve nominaciones que ha acumulado por intermedio de sus diferentes artistas y agrupaciones.
Uno de los fundadores del proyecto, y su actual director artístico, es Juancho Valencia, uno de los músicos, compositores y productores colombianos más destacados de los últimos tiempos, y que ha ganado dos veces el Latin Grammy. quien se define a sí mismo como “emprendedor”.
Merlín Producciones, además de ser una casa productora y un sello discográfico alternativo, se ha consolidado como referente en Latinoamérica como una empresa cultural sostenible, “con sentido social y ambiental”, como señala Juancho Valencia.
¿Cómo lo han hecho? Ingresa a la masterclass Emprendimiento Cultural con Merlín Producciones, en la cual Juancho Valencia, Gabriel Vallejo y Juan Felipe Arango, líderes del proyecto, comparten la fórmula que les ha servido para sostenerse durante tanto tiempo en el mercado, y aquí te compartimos algunas de las claves con las cuales lo han logrado.
1. Estructurar la idea de negocio para poder facturar:
Aunque hoy es familiar escuchar acerca de la música independiente, cuando Merlín Producciones comenzó a gestarse en la mente de sus fundadores, hace veinte años, esta industria era aún muy incipiente. Por tanto, uno de los primeros aprendizajes que tuvieron fue estructurar muy bien cuál era su idea de negocio y encontrar la manera de saberlo comunicar a quienes iban a ser sus públicos objetivos y sus clientes finales.
2. Buscar la asesoría de expertos:
Uno de los hitos al inicio de esta trayectoria fue vincularse a un proceso de formación con una incubadora de empresas para encontrar la asesoría y el acompañamiento de expertos que les ayudaran a pulir su idea y a fortalecerla con otros aspectos que ellos desconocían, como asuntos administrativos y financieros. Allí descubrieron que necesitaban unas líneas de negocio y unos planes operativos para poder funcionar como empresa.
3. Establecer los nichos de mercado:
Entre los errores más frecuentes que cometen los emprendedores está creer que su producto le gusta a todo el mundo, y los músicos o artistas, dice Juancho Valencia, lo hacen muchas veces cuando tienen lista una canción, un álbum o una obra, y creen que porque a sus familiares o amigos les gustó, entonces a los demás también. Por eso, la recomendación en este punto es deshacerse de esa idea y encontrar un nicho de mercado propio al cual dirigirse, que no necesariamente tienen que ser aquellos a los que, por naturaleza, el sector le llega. “Nos dimos cuenta de que teníamos que crear nuestros canales y nuestro nicho, es decir, nuestro público”, afirma Valencia.
4. ¿Para qué formalizar un proyecto artístico?:
Esta fue una pregunta que se hicieron muy seguido los fundadores de Merlín Producciones al inicio del proyecto. Tal vez dudaban de hacerlo por ser un proyecto musical, pero luego de hacerlo, Juan Felipe Arango afirma que encontraron una ventaja competitiva respecto a otras empresas, ya que les abrió muchas posibilidades de acceder a nuevos clientes, abrir mercados y crecer y fortalecer el negocio.
5. Conformar y sostener un equipo: ¡qué reto!
Cuando la empresa creció, todo pintaba muy bonito para Merlín Producciones, ya que tuvieron la oportunidad de agrandar el equipo de trabajo y responder a la demanda de trabajo que les estaba llegando. Sin embargo, esto supuso un reto mayor, pues había que exigirse más para poder sostener esa estructura.
Eso implicó, por otro lado, crear sus propias reglas corporativas para poder funcionar como equipo, entendiendo que cada integrante tiene sus propias dinámicas y particularidades. Así se fue creando una cultura corporativa que le fue dando identidad a la empresa.
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