En la abundante literatura que está disponible
acerca de la dramaturgia, es decir la acción de crear, componer, escenificar y
representar un drama para convertirlo en un espectáculo teatral, se dice que el
autor más importante de la historia fue William Shakespeare, reconocido porque
varias de sus obras, que mezclan la tragedia con la comedia, han servido de
inspiración para piezas clásicas sobre las tablas.
Hamlet,
Romeo y Julieta y Otelo, por solo mencionar tres de
sus títulos, son reconocidos de forma universal y han sido adaptados e
interpretados de una y mil maneras, y por ello lo convierten en el dramaturgo
más famoso de la historia.
A su lado se destacan otros exponentes como
los españoles Miguel de Cervantes Saavedra –con su obra Don Quijote de la Mancha–, Félix Lope de Vega, Tirso de Molina y
Pedro Calderón de la Barca; el inglés Óscar Wilde con su icónico título de El retrato de Dorian Gray o el
estadounidense Tennessee Williams.
Más cerca a nosotros, en Colombia, algunos de
los principales dramaturgos han sido Enrique Buenaventura, quien tuvo un
protagonismo muy activo en el teatro colombiano de la segunda mitad del siglo
XX; Santiago García, fundador del teatro La Candelaria y líder del movimiento
Nuevo Teatro Colombiano y Latinoamericano; y Gonzalo Arango, autor, entre
otros, de Los ratones van al infierno
y Nada bajo el cielorraso.
Todos ellos, más muchos otros dramaturgos más
que han dejado huella en la historia, se han convertido en referencia
ineludible de quienes desean iniciarse en esta actividad y plasmar en una obra
lo que su imaginación tiene la capacidad de crear.

Claves
para dar los primeros pasos
Para quienes están interesados en ser
dramaturgos y aprender de una de las figuras colombianas actuales de las artes
escénicas, ComfamaPro tiene disponible entre sus contenidos “Conversación
con Johan Velandia: Dramaturgia”, en la cual este actor y maestro en
artes escénicas, director escénico y productor de la compañía La Congregación,
explica cómo fueron sus comienzos en este proceso creativo.
En esta charla, Velandia afirma que un creador
debe ser un observador atento y dispuesto, “de ojos abiertos para su mundo, su
tiempo y su espacio”, En su concepto, eso permite refrescar el lenguaje, que
responderá al sello personal que este quiera darle a su obra.
“Al comienzo me pasaba que hacía teatro y
algunas piezas funcionaban muy bien, pero todavía no se generaba un impacto
hasta que llegó Camargo” –una de sus
piezas teatrales que retrata la vida de un asesino en serie colombiano–, “con
la que sí sentí una aceptación y encontré ese lenguaje propio, no de algo que
vi”·.
En esa observación, dice Velandia, es cuando
las obras buscaban al autor y no al revés; estas pueden estar en cualquier
parte, y conviene estar con todos los sentidos despiertos para capturar historias
y luego poder llevarlas a escena.
Para el dramaturgo, la escritura ha sido un
camino muy efectivo, reconciliador y humano, en el sentido de que cuando lo
hace, debe existir mucho dolor en su alma para que este luego aparezca en las
obras y se decante, ya que dice: “el teatro es sanador y permite reconciliarte,
perdonar, avanzar, abrir nuevas puertas y poder entablar contigo mismo una
relación más amable”.
Si deseas ver la charla completa, accede a
ComfamaPro y disfruta de este contenido cuando y desde donde lo desees hacer.