• Son cerca de 93.000 palabras las que tiene nuestro idioma, compuestas por 27 letras, aunque hace algunos años eran 29, pues la ch y la ll hacían parte del abecedario. Sin embargo, la Real Academia de la Lengua Española (RAE) dijo que no, que en realidad estas eran dígrafos, es decir la unión de dos letras, y decidió retirarlas de esa lista, más no del diccionario.

• De esas 93.000 palabras, ¿cuántas crees que utilizamos en realidad? Un informe publicado por el diario El País de España indicaba que las personas más cultas dominaban 5.000, pero el ciudadano promedio, en ese país y en el resto de los hispanohablantes, no eran más de 1.000, si bien puede reconocer más de 30.000, lo cual no quiere decir que las utilice siempre.

• Cada año, la RAE actualiza el diccionario e incorpora nuevas palabras o términos, acorde con la evolución del lenguaje. Algunas son comunes y no causan tanta sorpresa, como “comercio electrónico”, “vida útil”, “minería de datos”, pero ¿sabías que en él estaban incluidas “cuarentenear” (acción de pasar una cuarentena, por aquellos días de moda por la pandemia), (“finde” (por el fin de semana), “trolear” (que proviene del anglicismo troll, o sea publicar mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de boicotear algo o a alguien, o entorpecer la conversación), o “emoji”, por las figuras animadas que compartimos en redes sociales.

• 23 letras tiene la palabra más larga del diccionario: electroencefalografista. Las que más se le acercan son esternocleidomastoideo, electroencefalográfico-ca y anticonstitucionalidad (22), aunque de manera no oficial se dice que ciclopentanoperhidrofenantreno, el nombre de un hidrocarburo, es en realidad el vocablo más extenso, si bien la RAE no lo contiene en su diccionario.

• ¿Y por qué usamos la ñ? Son pocos los lenguajes en el mundo que utilizan esta letra (aragonés, gallego, euskera, aymara, mixteco, el zapoteco, bretón, el filipino, el guaraní o el quechua). Según Salminter, una escuela de español en Salaman, esta tilde, que se llama virgulilla, proviene originalmente de otra n que se escribía sobre la más grande en la parte superior, a modo de abreviatura. Con el tiempo se aplanaría hasta llegar a la forma que conocemos hoy, y que es uno de los grandes elementos distintivos del español.

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