¿Por qué deberíamos ir más a teatro en Colombia?
“Los que vamos a teatro en Colombia somos los
sospechosos de siempre, un ghetto o grupo que ya nos conocemos, a veces hasta
es raro ver a alguien desconocido”, dice Sergio Restrepo, director del Claustro
Comfama, durante la conversación Artes escénicas: circulación y mercados,
disponible en ComfamaPro.
En este diálogo que Sergio sostiene con
Octavio Arbeláez, director del Festival Internacional de Teatro de Manizales,
se hace énfasis en el reto que tienen las artes escénicas en el país para atraer
más y nuevos públicos, e incrementar la asistencia a las salas.
Los datos son muy dicientes: de acuerdo con
encuestas de consumo cultural hechas por el DANE en años recientes, en ciudades
como Bogotá, donde se supone que abundan las opciones de escenarios y de
programación para estas actividades, solo el 17,6 % de las personas asisten a
funciones teatrales, muy lejos de los registros de otras alternativas como el
cine o la música, que superan el 70 % en las preferencias de ocio de los
colombianos.
El teatro, como disciplina artística, es un
escenario que permite la expresión corporal y ayuda a desarrollar habilidades
como la imaginación, la improvisación, la espontaneidad, la creatividad, entre
otras. No en vano, Octavio Arbeláez recuerda que la cultura es uno de los
pilares de la construcción humana, y ponerla en el centro de las discusiones y
de las estrategias de promoción cultural fomenta la interacción social y el
ejercicio de los derechos de los ciudadanos, incrementando así índices como el
de la calidad de vida en la sociedad.
De allí la importancia de motivar en las
personas, ojalá desde edades muy tempranas, el interés por las artes escénicas
y su asistencia a este tipo de eventos culturales, para generar en ellos
reflexiones e interacciones que configuren su actuar como ciudadanos.
¿Qué hacer para motivar la asistencia al teatro?
Del diálogo entre Sergio y Octavio se concluye
que no basta con que la cultura esté en el centro de los debates, esta tiene
que trascender a acciones específicas y se deben destinar recursos pensando en
que las artes escénicas no son un gasto, sino una inversión.
Así, es importante estimular la práctica
artística y escénica, tanto la profesional como la amateur, y fomentar la
formación de nuevos públicos, porque cada gesto y manifestación cultural genera
un concepto importante de inclusión y de incorporación a la vida ciudadana.
“El disfrute de la vida es una de las cosas
más importantes, sobre todo en momentos tan conflictivos en salud mental como
los que viven nuestras ciudades en la época pospandémica. Aprender a que en esa
dimensión cotidiana uno de los componentes debe ser el consumo de cultura, y la
vida cultural y en sociedad son vitales, pero los gobiernos lo dan por sentado
y creen que eso ya existe, cuando no es así”, asegura Octavio.
En ese sentido, es importante que la gente
encuentre siempre opciones accesibles y de calidad en la programación para que
pueda acudir de forma sistemática a eventos de este tipo. No es nada agradable
tener que hacer un desplazamiento muy lejos de casa, a un escenario poco digno,
incómodo y en condiciones inadecuadas, sin posibilidades de transporte, por lo
cual la experiencia deja de ser memorable para convertirse en una tortura que
las personas no querrán volver a vivir.
Ideas que bien aplicadas pueden convertirse en
aceleradoras de estrategias que ayuden a que las artes escénicas y teatrales se
conviertan en una actividad con una alta preferencia entre el público, y que se
gane un lugar en sus intereses.
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